La tecnología ‘verde’ de KLM & Air France busca descarbonizar sus vuelos, reemplazando la gasolina por combustible hecho con aceite de cocina.
Los aviones supersónicos 100% eléctricos, como en la serie animada The Jetsons de los años 60, están lejos de convertirse en realidad. Pero la aviación tiene un as bajo la manga para ser más ‘verde’, y se llama combustible sostenible o SAF (por sus siglas en inglés).
El SAF es un biocombustible, que se puede obtener de dos formas: a partir de residuos biológicos, como el aceite usado, o de un proceso sintético, mezclando hidrógeno y carbono capturado de la atmósfera.
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Aunque todavía no se produce a gran escala, ya se utiliza en los modernos aviones, como el Airbus 380, que de hecho fue una de las primeras empresas que recurrió a esta mezcla.
También se emplea en rutas largas, como aquellas que salen desde los aeropuertos de Ámsterdam y París hacia países de Sudamérica, incluyendo Ecuador.
Según Marie-Noëlle Landázuri, gerente comercial de Air France y KLM para Ecuador y Panamá, todos los vuelos y aviones del grupo, estimados en 504 naves, usan el 1% de combustible SAF.
“Nos hemos trazado metas ambiciosas, y para 2030 nuestro objetivo es que el 10% del combustible utilizado sea SAF en todos los vuelos”.
Marie-Noëlle Landázuri, gerente comercial de Air France y KLM.
Este proceso de descarbonización, para tratar de usar menos Avgas o combustible para aviones, no es accidente.
Un componente es el compromiso de responsabilidad ambiental de las empresas.
Y el segundo, aún más poderoso, es un reglamento que aún debe aprobarse en la Unión Europea, pero que exige porcentajes mínimos de SAF a las empresas y aeropuertos.
Comenzará con un 2% en 2025, y pasará al 5% en 2030, y hasta 2050 deben tener un 63% de biocombustible en sus vuelos.
No hay SAF para tantos aviones
La primera forma más práctica y la más usada al momento, para crear el combustible SAF, es hacerlo con residuos biológicos como biomasa, desechos orgánicos y aceite usado de cocina.
En el caso de Air France y KLM recurren al aceite usado y a los residuos orgánicos.
Incluso el aceite no puede ser de cualquier tipo o mezcla, puesto que para ser realmente sostenible “no debe provenir de aceite de palma o de soja, porque estos cultivos causan deforestación”, agrega Landázuri.
El principal escollo de la aviación es que no hay suficiente combustible SAF para tantos aviones.
“No existe una producción mundial del SAF que pueda suplir a toda la industria”.
Marie-Noëlle Landázuri, gerente comercial de Air France y KLM.
Según un informe de la Asociación de Línea Aéreas de España, la producción de SAF equivale al 0,1% del consumo total de Avgas en la actualidad.
Por ello, para alcanzar las metas propuestas por Europa en 2025 habría que multiplicar la producción del biocombustible por 20.
Faltan empresas
Tampoco hay suficientes empresas o biorefinerías que realizan el proceso tecnológico para producir el SAF.
Y una de las empresas, TotalEnergies, ya comprometió casi toda su producción de SAF con Air France y KLM por 10 años.
Esto equivale a 800.000 toneladas de combustible sostenible, pero que solo representan el 40% de lo que necesitan ambas aerolíneas para sus planes de descarbonización.
Otro inconveniente de la tecnología es el costo, puesto que el SAF es cuatro veces más caro que el combustible fósil tradicional para los aviones.
¿Cómo se hace el SAF?
Datos de Air France y KLM aseguran que el combustible sostenible reduce hasta en un 80% las emisiones de CO₂ en todo su ciclo de uso, comparado con la gasolina de avión.
Actualmente, el combustible SAF se mezcla con derivados del petróleo, hasta que exista la producción suficiente de aceite usado de cocina o de residuos biológicos.
Y es que el proceso para reutilizar el aceite no es solo reciclarlo en botellas de vidrio y mezclarlo.
Según explica el portal de la planta refinadora Resigras, el aceite debe calentarse para hacerse más líquido, luego se retiran los restos de alimentos.
Se trata de un proceso químico que juega con las temperaturas, primero se calienta, luego se enfría y nuevamente se enciende, hasta conseguir la calidad de aceite deseada.
Y al aceite listo se le añade metano, hidrógeno y hasta dióxido de carbono.
Además del aceite, muy popular entre las aerolíneas que emprenden la descarbonización, el SAF puede producirse a partir de residuos agrícolas y orgánicos de una ciudad.
Y otra forma es fabricarlo ‘artificialmente’, combinando hidrógeno y carbono, capturado de la atmósfera.
Un aeropuerto en Sevilla (España) está probando producir SAF creado con huesos de aceitunas.
Junto a Air France y KLM, hay otras aerolíneas como United en Estados Unidos e Iberia en Europa, que también han empleado el nuevo combustible en sus aviones.
La buena noticia es que las aeronaves actuales no precisan ninguna modificación técnica especial para volar con SAF.
Pero pensar que será posible volar con combustible SAF al 100% en un avión es utopía, no solo por la escasa producción sino también por el costo.
“Todos los costos subirían (…), sería tan caro que nadie pudiese volar, solo los muy ricos”, dijo un directivo del gremio de aerolíneas español, Javier Gándara, a un medio de su país.
Fuente: https://www.primicias.ec/noticias/tecnologia/saf-combustible-aceite-aviacion/