Diez tendencias que marcarán la pauta comunicacional en la pospandemia

La RAE define una tendencia como la inclinación de una persona hacia determinados fines. Estos, llevados a la práctica, comprenden un amplio abanico de asuntos como los gustos, las sensaciones o experiencias. Se trata, a fin de cuentas, de estímulos que las personas sienten como agradables e interesantes. A propósito del tema, Carlos Trelles, CEO de Axon Marketing and Communicatios, participó en el webinar “10 tendencias en comunicación y relaciones públicas para gestionar la reputación post Covid-19”, organizado por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, en Perú, al cual fue invitado debido a su amplia experiencia laboral en el sector de las relaciones públicas, comunicación corporativa y publicidad. En este ejercicio, Trelles analizó el posible panorama de pospandemia, teniendo en cuenta los desafíos y oportunidades que deberá encarar todo equipo que gestione la reputación de las compañías. Para ello, partió del hecho de que durante la crisis sanitaria vigente, se avanzó casi 10 años en materia tecnológica, como consecuencia de la creciente demanda de soluciones de este tipo. Y, en ese contexto, resaltó el crecimiento exponencial que han tenido los medios digitales de información, a los cuales, de acuerdo con múltiples sondeos, se ha concluido que las audiencias están exigiendo mayor capacidad de investigación y educación. Así las cosas, y partiendo del método del “ensayo y error”, Trelles concluyó que estas son las tendencias en comunicación que serán relevantes en la pospandemia:
  1. Buscar una comunicación más humana: La necesidad de dar rostros a una emergencia se volvió hoy más que nunca un facilitador de acercamiento entre las compañías y sus stakeholders. ¿Cuál es el verdadero impacto de cualquier hecho sobre la dignidad humana y su entorno? Esa es una pregunta que debe ser formulada en toda planeación comunicacional, según destacó Trelles. Así mismo, señaló que la primacía de los datos matemáticos naturalizó las pérdidas de vidas humanas, pero ¿qué hay detrás de esas cifras de carne y hueso?
  2. Hacer lo que se dice, ser coherentes: Las audiencias se volvieron los principales jueces del actuar corporativo. Como resultado de ello, la misión, visión y valores corporativos se convierten, según Trelles, en los ejes de la comunicación interna y externa. A partir de allí, se vuelve primordial pensar en iniciativas que conecten con el corazón, tanto de la organización como de las personas.
  3. ¿Cuál es nuestra verdadera razón de ser?: Aquí se debe tener claro desde un inicio cuál es el propósito de la compañía. A dichos ejercicios de análisis interno van ligados términos tales como la Responsabilidad Social, que al final de cuentas ayudan a descubrir el verdadero grado de utilidad de los servicios ofrecidos.
  4. Comunicación menos masiva y más centrada: No solo las cifras del alcance o influencia en el mercado generan una cara atractiva de la empresa ante los stakeholders. Personificar el logro corporativo en términos más humanos afianza en las audiencias lazos de reciprocidad y simpatía. En este punto son esenciales las campañas interesantes que penetren en nichos específicos atendiendo a la regla de oro de que “menos a veces es más”.
  5. Mayor investigación para mayor valor: Generar contenidos nunca había sido más difícil. Y es que ya no se genera por ocupar parrillas informativas; detrás debe haber un ejercicio investigativo claro, profundo y veraz. Los stakeholders, en la era tecnológica impulsada por el Covid-19, adquirieron un sexto sentido. La empresa  que identifica los productos con un alto nivel de investigación y tiempo invertido, es su favorita.
  6. Diferenciarse es el mayor desafío: En medio de noticias trágicas y acumulación de contenidos intransigentes y pasajeros, arriesgarse a ser diferente e ir en contra de la corriente en un mundo heterogéneo es la llave de una comunicación reputacional exitosa. Formular movimientos estratégicos implica analizar qué otras campañas han realizado los demás para no caer en la monotonía mediática de las mismas iniciativas con diferente rostro.
  7. Sobre las fuentes y su importancia: Muy ligado al deber investigativo en la generación de contenido mediático y reputacional va el proceso de verificar fuentes. La audiencia legitima el producto comunicacional desde su experiencia y conocimiento de la fuente que se consultó previamente. Escoger sabiamente las voces y rostros que argumentan el contenido se convierte en una regla de oro.
  8. Los mensajes deben ser fluidos, transparentes y claros: Los mensajes deben ser como el agua: fluidos, transparentes y claros. Hay que tener presente que no es necesario utilizar una mala palabra para destruir un mensaje en general. Los tecnicismos, contrario a utilizar un lenguaje claro y responsable, son contraproducentes para la gestión reputacional de toda compañía. Las audiencias son más prácticas y el lenguaje no debe estar exento de eso.
  9. Múltiples posibilidades en un mundo “omnicanal”: La ramificación exponencial de la vida digital derivó en toda una gama de soportes tecnológicos que se presentan como ofertas jugosas para los más creativos. Contar una historia desde todos los frentes que hace posible la digitalidad, así como la creatividad humana, reconocido ahora como ‘storytelling’, es una práctica que ha adquirido mayor relevancia.
  10. Un capital humano brillante y primordial: En la era post Covid, alcanzar ideas más creativas dependerá de involucrar más y mejores personas y profesionales pues la cara reputacional de una compañía no se construye desde afuera, sino desde adentro.

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