Para que un Fam Press sea exitoso, hay que pensarlo como una verdadera vivencia

El factor humano hace la diferencia al brindar a los periodistas la oportunidad de vivir la experiencia de un destino turístico.

Al igual que las más diversas actividades e industrias, las Relaciones Públicas se vieron afectadas por la pandemia del covid-19. Con la llegada del virus, la creatividad debió ponerse en práctica; las tácticas más tradicionales debieron suspenderse por completo, sin siquiera poder considerar su reprogramación a raíz de la incertidumbre generada por la crisis sanitaria.

La imposibilidad de aglomeramiento de personas afectó de lleno la celebración de eventos durante más de un año, sin importar su fin o el número de involucrados. Esta realidad también afectó a los Fam Press, es decir los viajes de familiarización para periodistas, impidiendo que estos profesionales tuvieran la oportunidad de vivir la experiencia de visitar un destino turístico en primera persona para, posteriormente, aumentar su visibilidad.

Aún así, con el paso del tiempo, y con la implementación de los diferentes protocolos de bioseguridad, los relacionistas públicos encontraron alternativas innovadoras que aunque distaban mucho de las tradicionales, permitieron que las vivencias de los involucrados fueran mucho más significativas que antes.

Fam Press: invierno 2021 en Bariloche

El comienzo de una nueva temporada de invierno permitió al Ente Mixto de Promoción Turística (Emprotur) de Bariloche, celebrar nuevamente un Fam Press con el acompañamiento del equipo de Axon Marketing & Communications. Como ejemplo de resiliencia, los habitantes de esta ciudad patagónica, que depende enteramente de la actividad turística, demostraron en cada actividad del itinerario una fuerte motivación por recuperarse y salir adelante a pesar de las circunstancias, y en la siguiente crónica explico la razón.

Día 1

Alrededor de las 5:00 p.m., una cálida bienvenida con obsequios de quienes serían el chofer y la guía turística de la travesía, marcaba su inicio. Tras recorrer 15 kilómetros de un hermoso paisaje montañoso a los costados del camino, el icónico Centro Cívico de la ciudad saludaba a nuestro contingente.

A la altura de la Av. Bustillo, una avenida principal que bordea el Lago Nahuel Huapi, una rampa empinada terminaba en la entrada principal del Huinid Bustillo Hotel, alojamiento seleccionado para brindarnos una excelente estadía. Allí aguardaban autoridades de la institución y en las habitaciones, de carácter individual, más presentes y una hermosa vista al lago.

Casi a las 8:30 p.m., hora previamente acordada, un vehículo aguardaba para trasladarnos a la primera actividad gastronómica del Fram Press. En Quiven, un viaje de sentidos y alta gastronomía a orillas del Nahuel Huapi, nos sumergimos en el arte de los sabores e ingredientes de la región con un menú por pasos propuesto por el Chef Pablo Quiven, quien al finalizar la velada, se acercó a saludarnos a la mesa con respeto.

No es un detalle menor. Por el contrario, dejaba entrever cómo sería la atención durante el resto del viaje. La cordialidad y la atención cálida y personalizada decía presente una vez más y ya no se iría.

Día 2

A las 7:30 a.m. dio inicio el turno del desayuno, estratégicamente seleccionado para dar lugar a una placentera experiencia sin la necesidad de correr para cumplir con la agenda de actividades, y cumpliendo a cabalidad con los protocolos de bioseguridad exigidos en espacios cerrados.

En el comedor, la toma de temperatura y la colocación de alcohol en gel aguardaba una propuesta realmente variada y exquisita. Jugos de fruta frescos o cafés; tés y chocolate para quienes prefieren una bebida caliente; yogurt con frutos rojos y cereales; y una extensa variedad de pastelería que incluía las más tradicionales medialunas dulces o saladas, budines de diversos sabores, la clásica pasta frola, exquisitos brownies para los amantes del chocolate, y panes de distinto tipo que podían tostarse y acompañarse con manteca, queso untable, miel o dulces y mermeladas, eran solo algunos de los productos que componían el menú.

De más está decir que en cada mesa había un alcohol en gel y que el modo de autoservicio quedó completamente descartado, añadiendo al inicio del día un ameno y no menor “¡buen día!, ¿cómo se encuentra? y ¿qué puedo servirle?” por parte del personal del hotel; los barbijos y la distancia también siempre eran aplicados al momento de ir por un nuevo bocadillo. 

A las 9:00 a.m., la primera parada del recorrido fue en el centro de la ciudad de Bariloche, con el fin de ir por los trajes de nieve, tan necesarios para disfrutar del lugar y evitar el frío y que la ropa se humedezca tras entrar en contacto con la nieve. Equipados con campera, pantalón, guantes y botas especiales, el nuevo punto de destino era el Cerro Catedral, ubicado a 19 kilómetros de la Ciudad de San Carlos de Bariloche.

Con 32 medios de elevación, 60 pistas y más de 120 kilómetros de recorrido para esquiadores y snowboardistas de todos los niveles, Catedral es un lugar imperdible para los viajeros que se acercan a esta emblemática ciudad de la Patagonia argentina.

Allí, tras retirar los equipos necesarios, una clase de bautismo en la base del cerro nos aguardaba. Cuando lo finalizamos, aún restaban dos viajes en aerosilla para acceder al Refugio Lynch, un restaurante y refugio de montaña ubicado a 2.000 metros de altura que nos deleitó con sus exquisitas recetas locales. Los platos calientes y el contraste con el frío paisaje nevado que se observaba desde la ventana, conformaban una mágica y armoniosa dicotomía.

Con la temperatura corporal repuesta, el viaje debía hacerse ahora hacia la base. Junto con los periodistas y las autoridades de las instituciones involucradas, disfrutamos juntos y en soledad, cada uno ensimismado en su propia experiencia y disfrutando a su manera de ese silencio tan característico de la montaña y de esa mágica vista que se observa desde las alturas de paisajes naturales nevados.

Alrededor de las 5:00 p.m., ya de vuelta en el hotel, debíamos prepararnos para otra actividad única. En el kilómetro 24,7, y con el objetivo de brindar a los visitantes la mejor experiencia cervecera del mundo, las puertas de Cerveza Patagonia, una microcervecería que se caracteriza por sus talleres de homebrewing, noches de bandas en vivo y tours cerveceros, estaban abiertas.

Recibidos por Lucía Molina, del área marketing del lugar, disfrutamos de un recorrido por la planta de fabricación de cerveza. La particularidad de esta sucursal es que aquí no se produce en cantidad, sino que se inventan y crean sabores que luego son testeados en mercados específicos para entonces, de ser aprobados, pasar a fabricarse masivamente en otras plantas.

Fuimos parte luego de la “Experiencia Domos”, ubicada estratégicamente para entrar en contacto con la naturaleza y poder disfrutar de sus sonidos, sabores, paz y energía. Esta propuesta de maridaje de gastronomía y variedades de cervezas, se celebra en el Refugio Domo, rodeado por bosques, lagos y montañas, en el corazón del establecimiento.

Posterior a una primera selección de bebidas en función de los gustos y preferencias de quienes estábamos allí, siguió una introducción realizada por las anfitrionas del lugar sobre la verdadera experiencia de los refugios y de los valores que caracterizan a quienes practican y pregonan esa forma de vida. En torno a esta idea giró toda la velada.

A las bruschettas de entrada le siguió una sopa de zapallo servida directamente desde una olla, tal y como se hace en los verdaderos refugios y, para finalizar, un postre que a pesar de ser dulce dejaba saborear los granos de sal que componían la masa. Una experiencia exótica, que logró resaltar lo mejor de lo tradicional.

Día 3

El tercer día comenzaba igual que el anterior, con la diferencia de que una suave nevada coloreaba la vista de blanco. Esta vez, el primer destino era el Cerro Otto y el complejo Piedras Blancas.

Este polo de atracción turística con características propias y exclusivas que lo diferencian de otros centros invernales, se caracteriza por su contenido vinculado a la historia del lugar. Fue aquí donde comenzó a desarrollarse el esquí, con la primera escuela dirigida por el mítico Otto Meiling, montañista alemán que se estableció en la ciudad de San Carlos de Bariloche.

Con fuerte enfoque en el turista que toma contacto por primera vez con la nieve, aquí es posible deslizarse en trineos, recorrer el área en snow-bus, aprender a esquiar en la escuelita, tomar clases de snowboard, y disfrutar y divertirse junto con familiares y amigos.

Tras las carreras en trineo y el snowtubing, una bebida caliente y una necesaria estufa a leña nos aguardaban en el restaurante del lugar. Habiendo recuperado las energías, continuamos con el Zipline, una experiencia que permite disfrutar la sensación de “volar” de manera segura, divertida y en pleno contacto con la naturaleza.

Esta actividad consiste en deslizarse por un cable desde una plataforma de salida hasta el puesto de llegada, atravesando a gran velocidad todo el bosque en posición similar al vuelo rasante de un ave. A pesar de que se caracteriza por provocar una fuerte sensación de adrenalina, vale la pena, sin lugar a dudas, el enfrentamiento de temores como la altura y la velocidad.

Luego del Zipline, a poco más de 1 kilómetro camino arriba, vivimos en el Refugio Berghoff otra experiencia sumamente especial. Este restaurante y refugio de montaña, ubicado en la ladera del Cerro Otto, invita a descubrir la pasión de Otto Meiling por la montaña y a vivir una experiencia única que fusiona la historia del andinismo en Argentina con una excepcional vista de la ciudad de Bariloche, acompañada por actividades culturales y comidas regionales al resguardo del bosque.

Acompañados por el calor de una estufa a leña, disfrutamos de una vista maravillosa y de un almuerzo en pasos con ingredientes locales y frescos que daban cuenta de la dedicación y el amor por la cocina y la atención que caracteriza a sus anfitriones. Una bebida de chocolate caliente con picante, receta que busca rememorar la utilización histórica y original del chocolate en zonas frías como Bariloche, daba el cierre perfecto al almuerzo.

Antes de partir nuevamente hacia el hotel, tuvo lugar la visita al refugio que fue el hogar de Otto. Luego de su fallecimiento, el Club Andino Bariloche acondicionó su casa para que esta sirviese como museo de montaña, permitiendo a los visitantes visualizar no solo como vivía; también la disposición, pasión y entusiasmo que requería habitar aquí arriba en aquella época.

Con un sentimiento de completa satisfacción y alegría por la experiencia vivida durante ese día, aún aguardaba la última cena de la agenda. Almado, lugar que se define como ‘vistabar’ y cocina de origen, no lo hace así por puro capricho. Su vista al Lago Nahuel Huapi es maravillosa y hace de cada momento único.

El cálido recibimiento, la gran atención, y las ganas de compartir lo local y lo natural, tanto desde sus ingredientes como desde su historia y los valores humanos que surgen a raíz de vivir en contacto con la naturaleza, fueron los pilares de este viaje que vivencia tras vivencia convirtieron a este Fam Press en mucho más que solo eso.

De forma indirecta, y más allá de los paisajes y la gastronomía, este viaje me dejó grandes enseñanzas: en tiempos donde los vínculos humanos se han puesto en jaque, es vital no dejar de lado la consideración hacia quienes se ven afectados por nuestras acciones. No importa si son periodistas o clientes; son humanos y deben ser tratados como tal. Con el covid-19, vivir experiencias únicas y cercanas comienza a tener otro valor y a garantizar diferentes resultados.

Otro aprendizaje, pero esta vez desde la comunicación y relaciones públicas, es que aún en tiempos de pandemia los viajes turísticos siguen en pie y fortaleciéndose. Después de un año y medio conviviendo con el covid-19, las personas no pueden esperar más para volver a esos lugares que los enamoraron o que sueñan con conocer. Los destinos deben aprovechar esta realidad y demostrar a través de una comunicación acertada que son bioseguros y aprovechar sus principales atributos. En el caso de Bariloche, recordar que es un destino al aire libre donde es posible cumplir con los protocolos de bioseguridad como el distanciamiento, ha sido vital para mantenerse en la memoria de los viajeros y turistas.

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